“En algunos humedales del Viejo y del Nuevo
Mundo habita una especie de lechuza, de plumaje oscuro y cráneo pelado, que se
caracteriza por carecer de propio ulular. Frecuenta los campus universitarios y
los Congresos de sabios, imitando craqueos, silbidos, chirríos y gorjeos de
otras aves. Carece de elegancia, hasta el punto de no darse cuenta de su propia
bajeza. Ama las pendientes, ya que siempre tira hacia lo más fácil, y le gusta
complacer a todos, o a lo más vulgar de cada uno. La berenzona epiménida, pues así se la conoce en medios cultos, gusta de engalanarse con
títulos, asesorías, doctorados, diplomas y post-graduados. Escasea de valor y ubicación,
aunque acostumbra a brillar por su ausencia. Se pretende aliada de Demócrito
(para quien el ser se encuentra por doquier y no carece de nada), pero es sólo
una ilusión, un autoengaño. La berenzona
es, más bien, debido a su mimetismo, un ave platónica, ya que siempre se
encuentra en otra parte. Aunque simule no estar allá donde su cuerpo se
encuentra, es fácil localizarla en París, alegando estudios sumamente
profundos. Su espalda está bastante curvada, a causa de la devoción que profesa
a la jerarquía y las instituciones académicas, que le cuidan y alimentan con
profusión. Al igual que la urraca, tiene la manía de atesorar monedas,
paradojas, teorías, demostraciones y otros objetos absolutamente inservibles”
(Friedrich Jacob Rosenkranz, Zoologie
der menschlichen Natur, 1885)
"Si oímos el canto de la lechuza, bien haremos en temer algo".
(Menandro, comediógrafo
ateniense, siglos IV-III a. e. v.)
Cuatro años, cuatro, hemos permanecido en monacal silencio, siguiendo así nuestra vocación de humildes observadores.
Mas, recientemente, un nimio acontecimiento, una nada a nivel cósmico, ha agrietado
las paredes de nuestra cueva y provocado nuestro alborozo. Pensábamos que la
curia y su prole mediática anti-intelectual habían agotado nuestra capacidad de
asombro; que ya casi todo estaba dicho, porque los argumentos de la teología
son reiterativos, cansinos, intemporales… Abundan en teoremas repetidos hasta
el absurdo, como homenajes a un bucle iniciado por Goebbels. Y eso aburre hasta
a los más finos espíritus.
Pero he aquí que, como remedo de
la Kritik der kritischen Kritik,
surgió el milagro. El OADA despertó de su letargo, no gracias a las
declaraciones del alto clero, tan gravitatoriamente pesadas, sino a un pájaro
trascendentalista, a un funcionario disfrazado de pensador, agasajado y
encumbrado nada menos que por los responsables del Congreso de Ateísmo Mexicano
celebrado en diciembre del 2012. Pero no sólo por ellos.
Se trata de Magister Boris Berenzon Gorn, profesor titular de la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, miembro del
Sistema Nacional de Investigadores, Licenciado, Maestro y Doctorado en Historia
con mención honorífica, escritor, editor, articulista, miembro de varios Consejos
Editoriales, Premio Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en
Docencia en Humanidades, Jefe Fundador de la División de Educación Continua de
la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Asesor del programa de
divulgación de la historia y educación continua del Archivo General de la
Nación, Asesor en Teoría de la Historia del Guión Museográfico del Museo Franz
Mayer, Asesor para asuntos de Educación a distancia y Educación continua en
historia y cultura de la Rectoría de la
Universidad Pedagógica Nacional, Coordinador General para América del proyecto “historia
de la Historiografía de América”, conferenciante magistral, cumbre del saber
filosófico, histórico y psicoanalítico, hijo dilecto de Freud y Lacan… en suma,
un hombre lleno de mayúsculas, de honores y de parabienes. Boris, la lechuza.
Cuando escuchamos su conferencia “magistral”,
“Los ateos del amor”, creímos estar ante un hecho milagroso. Antes de recibir
el navajazo de Guillermo de Occam (cuyo principio de economía es tan
nominalmente prosaico), escuchamos un coro angélico que destapaba la vanidad de
nuestro ateísmo salvaje. “Magister” Boris, dotado de ciencia infusa, iluminado
por otro pájaro, la Paloma de los carismáticos, deslizaba ante el micrófono
términos e ideas que ya antes habíamos rumiado. Y es que el Espíritu Santo se
comunica así, descifrando el ADN de nuestras humanas entrañas, por lo que
siempre da la impresión de que la santísima glosolalia es un reflejo de nuestro
disparatado discurso interior.
Pero, aún ante tan bendita
iluminación, fuimos irredentos. Acudimos raudos al consejo de Hume, y buscamos,
no sin cierta desesperanza, el capítulo X de su Investigación sobre el conocimiento humano, en el que afirma, con finísimo
descaro, que un milagro es, por definición, más increíble que su ausencia. No
se nos manifestaba nada nuevo en nuestra época oscura. Se trataba, simplemente,
de un plagio. En efecto. La lechuza, cual papagayo, dictaba a su público,
literalmente y palabra por palabra, el contenido de una ponencia presentada años
antes en unas Jornadas sobre Librepensamiento organizadas en Madrid por la
Federación Anarquista Ibérica. Se titulaba “Religión, ateísmo y poder”, y fue
redactada, para más INRI, por el responsable de este Observatorio, de nombre
papal y de apellido Miñarro. Puede comprobarse en el documento público que
todavía se alberga en la web de la Fundación Andreu Nin, aquí mismo.
Una sucinta investigación en san
Google, patrón de la curiosidad humana, nos aportó más claves acerca de las
costumbres y personalidad de la berenzona. Al parecer, ha plagiado más páginas
y capítulos que asesinatos constan en la sagrada Escritura. “La obra académica de Boris es como una colcha
hecha de retazos: pedazos de múltiples obras, cosidas diestramente entre sí,
conforman el collage que desde hace años presenta como su trabajo”. Así
comienza el estudio zoológico que Bárbara Bautista Gómez ha colgado en su blog.
El defecto de la lechuza es hacer suyo el universo, digerirlo y luego regurgitarlo
con su propia firma. No abundaremos, en esta ocasión, en la lista de desatinos,
copias, pirateos y falsificaciones del personaje, víctima segura de la envidia
y la incomprensión, según él mismo asegura. Tampoco en las acusaciones de
soborno que le dirigen los estudiantes de la UNAM. Eso es labor de otros, con
más ganas, tiempo y vinculación.
Hay un valor humano que se llama
dignidad. No tiene precio ni valor cuantificable. “En el reino de los fines –escribe
Kant- todo tiene un precio o una dignidad. Aquello que tiene precio puede ser
sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo
precio y, por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene una dignidad” (Fundamentación de la metafísica de las costumbres,
II).
Por todo ello, el OADA condena a
Boris Berenzon, como representante simbólico de todos los parásitos y
aprovechados que, robando el esfuerzo ajeno, se encumbran en el parnaso de los
semidioses. Le condenamos, además, por infiltrarse en los cenáculos de los verdaderos
librepensadores con intención de hacer creer a los ingenuos que de su natural embotadura
puede surgir todo tipo de planteamiento coherente, lo que a sus ojos le hace
merecedor del aplauso y la admiración. Le condenamos, en fin, por pesado, por
no saber siquiera leer un documento con cierta soltura, por alardear de
reflexivo y, finalmente, por su podredumbre, su falso prestigio y su
nauseabundo ficcionar.
En cuanto a su privilegiado
intelecto, nos basta para confirmarlo con reproducir un fragmento inédito de su
literatura, extracto de un mensaje privado que acaba de dirigir a quien esto
escribe, aún antes de que este texto haya sido hecho público. Es copia literal,
no pretendo ridiculizar intencionadamente a nadie. Pero quizá alumbre una pizca a
quienes todavía dudan de su excelsa gramática: “Me intetesa hablar contigo. A donde puedo llamarlo. Quiero aclarararle
algunas cosas. Me puede decir a donde llamarle. Creo que lo están utilizando. Me
permite llamarle. Me da su telefono en España. Le agradeceré si me permite
hablar con usted”. Al recibirlo, creí estar ante un príncipe de las letras,
ante un mix de Quevedo y Góngora de Argote redivivo. Pero no. Era Boris, la
lechuza.
Más enlaces:
Aclaración importante sobre la conferencia del Dr. Boris Berenzon (Colectivo Ateos de México)
Blog "Yo (también) quiero un trabajo como el de Boris Berenzon"
Grupo de Facebook "Yo también... etc."
Denuncia del plagio realizado por el Dr. Boris Berenzon (carta de Juan Manuel Aurrecoechea)
Contribución al cambio paradigmático en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM
Más enlaces:
Aclaración importante sobre la conferencia del Dr. Boris Berenzon (Colectivo Ateos de México)
Blog "Yo (también) quiero un trabajo como el de Boris Berenzon"
Grupo de Facebook "Yo también... etc."
Denuncia del plagio realizado por el Dr. Boris Berenzon (carta de Juan Manuel Aurrecoechea)
Contribución al cambio paradigmático en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM